Setenta y dos días, y bastaron dos minutos para quebrarme.
Saber que te ibas y no saber si volverías
Me dejó el corazón en una profunda oscuridad.
Pude aguantarlo todo hasta hoy, menos aceptar que contigo se iba toda mi fortaleza.
Tantos miedos que nublaban lo que de verdad estaba pasando
El ansia de una normalidad que ya no existe para vendarme los ojos por no querer ver.
Hoy mi corazón ha quedado expuesto como en épocas pasadas.
Hecho tirones y sangrando a borbotones.
Estoy aquí sobre el castillo derrumbado, sobre cuerpos sin vida, respirando azufre y polvo.
He muerto en tus brazos deseando regresar a ti una vez más.
Por siempre.
Abrigarme en tu calor y refugiarme en tu risa.
No volver a salir de este refugio tan nuestro y tan ajeno de este mundo tan podrido.
Hacerme chiquita y no volver a saber de nada nunca más.
Solamente enredarme en tu cabello e ir contigo a donde vas.
Sola contigo no volveré a sentirme sola nunca más.
Cerrar los ojos y soltar todo para poder sentirme ligera y libre.
Porque todo importa nada.
Y en mi último suspiro solo quiero besarte una vez más y para siempre.