miércoles, 25 de diciembre de 2019

Navidad (o la fragilidad del ser y la estupidez del hombre)

Comencé a mirar con desprecio la navidad y todo lo que ella conlleva desde que perdí la inocencia de la niñez y la curiosidad de la adolescencia.
Cuando mi mente se acomodaba a pensar y repasar las cosas de manera más racional esta celebración pasó a ser solamente una campaña muy grande de mercadotecnia.
Y lo curioso es que eso no es lo que me molestaba, lo que realmente me enerva es la estupidez de las personas, de la gran mayoría, que prefiere comprar lo que le venden sin preguntar "por qué".

Navidad es ventas y sentimentalismo barato en exceso.
Todos dicen amar y regar ese amor sin medida, pero ojo que esa acción "desinteresada" tiene vencimiento y pasadas las 00:01 del 25 de diciembre todos regresan a ser esos seres despreciables que han sido el resto del año.
Porque lo que importa es que la medianoche te coja en familia, abrazados al tío que trata mal a su esposa, al abuelo que traicionó a tu abuela, a la sobrina que prefiere su imagen que su conocimiento o a la madre religiosa, pero hipócrita. Pero nada de eso importa porque Jesús está debajo de esa servilleta que dentro de unos minutos quitarán del nacimiento.

Los más pequeños hablan de los juguetes.
Los más grandes hablan de lo duro que es la vida y de ese integrante de la familia que ya no está.
Navidad es un cóctel extraño de felicidad y tristeza en proporciones iguales.

Yo, no celebro.
Estoy presente por las mujeres que ahora conforman mi familia, por ellas estoy allí.
Si otra fuera la historia estaría encerrada tratando de no morir de angustia y dolor por todos los seres que sufren durante esos 60 minutos en los que ustedes confunden desconsideración con celebración.
Si otra fuera mi historia, mis manos y ojos estarían inyectados de sangre por las vidas que terminaría... y con mucho placer.

Después de una noche un poco desagradable, descubrí que el origen del desequilibrio que se genera en mi interior radica en la furia que siento hacia los actos estúpidos de gente estúpida, y el impacto que tiene la fragilidad de una vida en muchas otras. El dolor, el desconcierto, la inestabilidad, la oscuridad, el encierro de emociones para no sentir.

El alivio y la calma vienen después.