A pesar del brusco final que tuvo el 2014 para mi, T. y yo decidimos mantener la tradición de la escapada de fin de año.
El 301 sería nuevamente nuestro refugio.
Y el año nuevo comenzaría de manera diferente.
(sin lágrimas y en la esquina de un semáforo esperando cruzar)
Entonces, como cada año nuevo, sentí esperanza y emoción.
Y muchas sorpresas (buenas) por venir.
(su patota y mi pata con patitas)
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